Recuerdo que hace poco más de un
año me preguntaba por qué me sentía tan triste de haber terminado una relación,
si a varios meses de haberlo hecho no habían rastros de tristeza, sí, quizás un
par de recuerdos se colaban por mi mente de vez en vez, pero nada que causara
el más mínimo cambio en mi estado de ánimo. Podría ir manejando y me
cuestionaba ¿cómo era ese dolor que llegué a sentir? ¿De verdad dolía tanto
terminar con alguien, o era sólo yo exagerando las cosas? ¿Por qué derramar
lágrimas por algo que ahora me parecía irrelevante?, hasta cierto punto, tenía
curiosidad por volver a sentir ese dolor que es inspiración de tantas canciones
y de lo que escribo ahora. Que inocente, no sabía lo que pedía.
Sin darme cuenta estaba nuevamente
en esa misma relación que, a opinión de mis amigos, me hizo en su momento
miserable; aunque pues, no conseguía recordarlo.
Le di una segunda oportunidad, por si aún le quedaban pedacitos de mi corazón
por romper.
Lo que conseguí, fue revivir ese
revoltijo de sentimientos de cuando te acostumbras a dar tanto amor, y que de
pronto no tienes donde depositarlo. Entonces, tu interior se vuelve un caos. Es
un tipo de amor tan especial que no se le puede dar a tus amigos o a tu
familia, ni siquiera a ti. Si a eso le añadimos que también te quedas sin
recibir una atención (porque no siempre que das amor, recibes amor), todo se
complica un poco más. Y allí estaba yo, sintiendo ese tipo de tristeza, de
coraje, de impotencia y de tantos sentimientos a los que aún no se les pone
nombre, y pensaba “Ahora recuerdo, es verdad que duele, y duele bien”. Es una
realidad que por no ser la primera vez que experimentaba esto, no fue tan
difícil (una vez más, a opinión de mis amigos); supe administrar mis emociones, mis acciones no tanto, pero en fin,
todos tenemos arranques de locura, ¿qué no?
Con las respuestas a las
preguntas que me planteaba en un principio, una parte de mí se volvió muy consciente
del daño que una persona puede llegar a causar, aunque no quiera hacerlo. Es
por eso que ahora cuando alguien se acerca a mi buscando algo más que un “hola, ¿cómo estás?”, creo una barrera
de sarcasmo y altanería para dejar en claro desde el principio que no estoy
interesado; de cualquier manera es fácil darse cuenta cuando estoy enamorado; simplemente
es, para que no queden dudas. No puedo negar que me gusta que me busquen, está
en la naturaleza del ser humano encontrar satisfacción en halagos y atenciones,
pero no soy partidario de dar falsas esperanzas.
Tengo miedo de partirle el corazón a alguien, porque se cómo duele.
Y es difícil para mí creer que
existan personas que juegan con tanta frialdad con los sentimientos, que
incluso son capaces de fingirlos con tal de obtener lo que desean. No entiendo
como pueden.
En fin,
¿Tú qué piensas?
Carlos Monribot
Hola, entiendo tu forma de pensar, puesto que me he encontrado en en ese estado, lo describes de una manera en la que quien no lo comprenda sera por que no lo ha vivido. Tus palabras me han hecho sentir que no soy única en esto o que estoy sola, y que como dicen "todo pasa por algo" y "darle tiempo al tiempo". Más sin embargo habiendo pasado por todo eso y aprendido, uno no puede volver a ser el mismo, puedes ser solo una mejor versión de ti. Saludos y un gran abrazo.
ResponderEliminarAtte.
Estefania Borges
Nos encantó lo que dices "Uno no puede volver a ser el mismo, puedes ser sólo una mejor versión de ti". Gracias por comentar :)
Eliminar