viernes, 21 de febrero de 2014

¡No quiero romperle el corazón a nadie!



Recuerdo que hace poco más de un año me preguntaba por qué me sentía tan triste de haber terminado una relación, si a varios meses de haberlo hecho no habían rastros de tristeza, sí, quizás un par de recuerdos se colaban por mi mente de vez en vez, pero nada que causara el más mínimo cambio en mi estado de ánimo. Podría ir manejando y me cuestionaba ¿cómo era ese dolor que llegué a sentir? ¿De verdad dolía tanto terminar con alguien, o era sólo yo exagerando las cosas? ¿Por qué derramar lágrimas por algo que ahora me parecía irrelevante?, hasta cierto punto, tenía curiosidad por volver a sentir ese dolor que es inspiración de tantas canciones y de lo que escribo ahora. Que inocente, no sabía lo que pedía.

Sin darme cuenta estaba nuevamente en esa misma relación que, a opinión de mis amigos, me hizo en su momento miserable; aunque pues, no conseguía recordarlo. 

Le di una segunda oportunidad, por si aún le quedaban pedacitos de mi corazón por romper.

Lo que conseguí, fue revivir ese revoltijo de sentimientos de cuando te acostumbras a dar tanto amor, y que de pronto no tienes donde depositarlo. Entonces, tu interior se vuelve un caos. Es un tipo de amor tan especial que no se le puede dar a tus amigos o a tu familia, ni siquiera a ti. Si a eso le añadimos que también te quedas sin recibir una atención (porque no siempre que das amor, recibes amor), todo se complica un poco más. Y allí estaba yo, sintiendo ese tipo de tristeza, de coraje, de impotencia y de tantos sentimientos a los que aún no se les pone nombre, y pensaba “Ahora recuerdo, es verdad que duele, y duele bien”. Es una realidad que por no ser la primera vez que experimentaba esto, no fue tan difícil (una vez más, a opinión de mis amigos); supe administrar mis emociones, mis acciones no tanto, pero en fin, todos tenemos arranques de locura, ¿qué no?

Con las respuestas a las preguntas que me planteaba en un principio, una parte de mí se volvió muy consciente del daño que una persona puede llegar a causar, aunque no quiera hacerlo. Es por eso que ahora cuando alguien se acerca a mi buscando algo más que un “hola, ¿cómo estás?”, creo una barrera de sarcasmo y altanería para dejar en claro desde el principio que no estoy interesado; de cualquier manera es fácil darse cuenta cuando estoy enamorado; simplemente es, para que no queden dudas. No puedo negar que me gusta que me busquen, está en la naturaleza del ser humano encontrar satisfacción en halagos y atenciones, pero no soy partidario de dar falsas esperanzas. 

Tengo miedo de partirle el corazón a alguien, porque se cómo duele.

Y es difícil para mí creer que existan personas que juegan con tanta frialdad con los sentimientos, que incluso son capaces de fingirlos con tal de obtener lo que desean. No entiendo como pueden.

En fin,
¿Tú qué piensas?











 


Carlos Monribot

2 comentarios:

  1. Hola, entiendo tu forma de pensar, puesto que me he encontrado en en ese estado, lo describes de una manera en la que quien no lo comprenda sera por que no lo ha vivido. Tus palabras me han hecho sentir que no soy única en esto o que estoy sola, y que como dicen "todo pasa por algo" y "darle tiempo al tiempo". Más sin embargo habiendo pasado por todo eso y aprendido, uno no puede volver a ser el mismo, puedes ser solo una mejor versión de ti. Saludos y un gran abrazo.
    Atte.
    Estefania Borges

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    Respuestas
    1. Nos encantó lo que dices "Uno no puede volver a ser el mismo, puedes ser sólo una mejor versión de ti". Gracias por comentar :)

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