Quizás no estoy listo para participar en Iron Chef, pero al menos he
mejorado mis habilidades culinarias, no lo he logrado solo claro. Es una mezcla
de factores, situaciones y necesidades que, a 2 meses de haber salido de casa
para estudiar en el extranjero, me han orillado a volverme más “independiente”.
Aunque lavar la ropa ahora sólo es cuestión de meterla en la lavadora,
presionar un botón y listo, nunca lo había hecho con tanta regularidad, para después
plancharla conforme es necesario. Gracias a mi familia por los tips de como
tenderla para que no se arrugue mucho. :)
El aprendizaje en la escuela es importante, pero considero que el
crecimiento personal lo es mucho más. En casa lo tenía todo, comida ilimitada,
salidas con los amigos, ropa limpia, un techo seguro, mi propia habitación,
internet, televisión por cable y muchas otras cosas que sólo puedo disfrutarlas
gracias al esfuerzo de mis padres. Podría levantarme a las 10 u 11 de la mañana
y el desayuno ya estaba listo, lavaba los trastes, hacía la tarea y me iba a la
universidad, con eso ya tenía cumplido mi rol en el hogar. Es bastante
embarazoso, inclusive solía pensar que mis papás me llamaban el “príncipe” de
la casa de cariño, hoy pienso que quizás era una indirecta.
Tuve la suerte de hacer mi intercambio académico con mis dos mejores
amigas, la convivencia total nos ha ayudado a terminar de conocernos, aunque no
faltaba mucho por conocer, estoy realmente bendecido por este tipo de amistades
transparentes. Para todos es una experiencia nueva, alejarse de la familia y de
las comodidades totales, de los cariños y apapachos es difícil. Cambiamos eso
por contar cuantas frutas nos toca a cada uno, a hacer las cuentas de la
despensa, a dividirnos las tareas de la limpieza, aprender a cocinar, a barrer,
a trapear, ¡a lavar el baño! Ponemos a prueba nuestro nivel de tolerancia,
compartimos tantas cosas que no nos queda remedio, debemos organizarnos con los
tiempos para bañarnos, para arreglarnos e irnos a la escuela, es toda una
mudanza de estilo de vida. Estamos aprendiendo a vivir solos, estando juntos.
Esta cuestión de adaptación (de la que ya habló Karen en un artículo
anterior) se va haciendo cada día más fácil, digamos que te acostumbras; sin
embargo existen momentos en que todo el peso que se había aligerado, te cayera
de golpe. No creo que exista una palabra adecuada en español, o al menos no
puedo encontrarla, pero en inglés sería algo como “homesick”… me siento homesick.
No puedo decir con certeza si me he convertido en una versión más madura
de mí, pero de lo que si estoy seguro es que he aprendido a valorar las cosas
que la vida, Dios y mis padres me han dado. Ahora puedo reconocer el esfuerzo
necesario para no sólo sobrellevar una casa, sino sembrar cordialidad y
convertirla en un hogar. He aprendido a tener iniciativa, a dejar de pensar tan
individualmente y procurar hacer cosas que no únicamente me beneficien a mí.
Justo he terminado de hacer video llamada con mis hermanas pequeñas y me
despedí diciéndoles: “no hagan todo lo que hacía yo cuando estaba en casa, no
se encierren en su habitación, vayan con papá y mamá y dejen que las abracen,
que las besen, ayuden en lo más que puedan, que es cuando no lo tienes cuando
te das cuenta de lo mucho que esos pequeños momentos valen.”
¡Mira mamá, ya se cocinar! Y prometo que al volver voy a cocinar para
todos y hasta voy a lavar los trastes.
-Carlos Monribot
Felicidades Carlitos!, buen articulo me encanta leerlos. saludos a las chicas y a Hector, sigan triunfando en la vida, se les quiere.. atte: Piña
ResponderEliminarHola Piñita! Que gusto me da saber que nos lees, muchas gracias. Los chicos y yo te mandamos un fuerte abrazo, que estés muy bien :)
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